domingo, 12 de octubre de 2008

Equilibrio

Detengo el tiempo, cómplice y testigo,
para pensar en ríos caudalosos
en montañas turgentes, en el alba
y en la espesura sideral de un bosque.

Si con temor las horas vacilaran
su miedo calmaría con el dulzor de un beso

Si los días denotan su impaciencia
en la quietud prefiero adormecerme
entre pecho y ribera
tiempo no hay para la incertidumbre.

Las Palabras

Me gustan las palabras infinitas
que suenan cómo lánguidos suspiros
que se arrastran por el abecedario
en un insomne andar aletargado.

Me gustan las palabras que deslizan
consonantes discretas, silenciosas
expresiones de algún sentir arcano
sutiles, precavidas y profundas

Me gustan presumidas, remolonas,
perezosas caricias de un después
sin el remordimiento desbocado
de vocales cerradas, reprimidas.

Me gusta la palabra arrebolada
dulce en su candidez y en la ternura
palabras que renuevan el amor
proclive a disiparse en el silencio

Me gustan las palabras que florecen.