Me gustan las palabras infinitas
que suenan cómo lánguidos suspiros
que se arrastran por el abecedario
en un insomne andar aletargado.
Me gustan las palabras que deslizan
consonantes discretas, silenciosas
expresiones de algún sentir arcano
sutiles, precavidas y profundas
Me gustan presumidas, remolonas,
perezosas caricias de un después
sin el remordimiento desbocado
de vocales cerradas, reprimidas.
Me gusta la palabra arrebolada
dulce en su candidez y en la ternura
palabras que renuevan el amor
proclive a disiparse en el silencio
Me gustan las palabras que florecen.
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