Tan sólo deseaba
que una palabra tuya
se posara en mis hombros,
un ínfimo vocablo
que fuera generoso
pero cómo te cuesta
abrir la boca
Mentí el otro día cuando pecaba de frío
mientras el sol caía a pedazos.
Te esperaba desnuda
Pero tan breves fueron los espasmos
como devastador el entresijo
atrincherado en la piel.
Aquel día de pobres ataduras
yace bajo la tapia del silencio
No hay comentarios:
Publicar un comentario