La nada se sostiene por dentro
desde el oscuro día en que llegó
para quedarse
Aquel día, miró de igual a igual
y al decir la aspereza de su voz:
“Somos nada, destrózate los huesos”
se estableció la hora del vacío.
pensar en nada
creer en nada
no hacer, nada
Toc, toc, toc…
Ahora es nadie quien golpea la puerta
1 comentario:
Es triste cuando la nada nos embarga y nadie golpea a nuestra puerta. Esta poesía es chiquita pero encierra un mundo, ese mundo en el que nunca nos gustaría estar. Besos. Magda
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