para Alejandro López Palacios
Hay algo entre los árboles y tú
diferente a la simple analogía,
comenzando por su monumental apariencia
aquella de figura accidentada,
claro, lo conveniente es hablar
de la rareza, si tenemos ojos de ahorcado
La observación trasciende límites insospechados
para quién abandona los prejuicios
y es ahí donde y cuando lo común
adquiere una hermosura vegetal.
Pero hay otro asunto que te análoga
y reitero, no por majadería.
Por ejemplo:
la sangre derramada, y no hablo de batallas,
por tu columna arbórea
o la savia creyéndose tan semen como lágrima
brotando para deslizarse con la calma
de un poema caracoleado.
Y se nos va la letra y los años
en inexplicables analogías,
estigma del poeta, compañero
penoso, si lo olvidas.
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