lunes, 12 de mayo de 2014

Ligero


Tienes la risa de colibrí,
sin embargo, la mía es como la uña de un gato.
Tu piel es de la aurora,
mi piel la de un lagarto en un suelo empedrado
Y así te quiero pajarito vertiginoso,
te quiero de una forma tan extraña
que no se nota
Reclamas, me enterneces.
Entonces voy y ahueco el pecho,
limpio tu nido, amarro tus zapatos.
Mientras te observo, Colibrí, volar
atropelladamente, con la camisa afuera

y la risa mojada… algo tan propio de ti.

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