Cruje el otoño bajo mis pies
mientras intento definir la consecuencia
de vivir en un mundo fragmentado.
Se transforman las nubes en accidentales
figuras de la imaginación desenfrenada.
Y me detengo para
rendir honores al monumento
de los arcángeles caídos,
al vuelo derrotado.
La marcha continua,
hastiada estoy,
demasiadas palomas me estropean
el encanto del parque y su foresta.
La inocencia la llevo en mi equipaje.
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