Para qué nos engañamos si ni las piedras lo son?
Hemos llegado
al final del camino,
en una espesa bruma han quedado
las escalas con sus peldaños enmohecidos
y laberínticos senderos
de acerada vegetación.
Me miras y me dejo caer,
calma y sin huella evidente.
Has de creerme,
todas las piedras son iguales
refugiadas en su mudez,
todo, cierto, todo lo demás es pura…
IMAGINACION
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